¿Cómo Debería Impactarnos la Verdadera Gratitud?

Hemos expresado (debidamente) nuestra profunda gratitud por el valor y el sacrificio que representó el Día D. Fue una de las mayores batallas por la libertad que este mundo haya conocido. En estos últimos días se ha reconocido poco la deuda que tenemos con Dios. El presidente Trump repitió parte de la oración que el presidente Roosevelt hizo durante el Día D. Pero no el final de aquella oración, el cual fue «hágase tu voluntad». Muchas oraciones se hicieron hace 75 años pidiendo esa liberación y en la gran bondad de Dios fueron contestadas. Sin embargo, tenemos que preguntarnos cómo nuestras naciones han hecho uso de dicha liberación. ¿Usamos la libertad para honrar o deshonrar a Dios? ¿Hemos sido agradecidos a Dios? ¿Qué es la verdadera gratitud?

También debemos reflexionar sobre las muchas otras razones que tenemos personal y corporativamente para estar agradecidos con Dios. ¿Cómo ha dejado un impacto duradero en nuestras vidas y corazones? Thomas Case habla conmovedoramente cuando describe lo que él denomina «la gracia activa pura santa espiritual y deber de la gratitud». La verdadera gratitud a Dios no es «desalentarle con unos cuantos cumplidos vacíos y formales a cambio del deber genuino, espiritual y vital que Él merece y espera» de nosotros. La verdadera gratitud espiritual es una gracia que desciende del cielo y asciende de regreso al cielo.

1. La Verdadera Gratitud Exalta a Dios

Exaltamos a Dios (Salmos 30:1) y exhortamos a los demás a que participen (Salmos 34:3). La verdadera gratitud espiritual desea exaltar más a Dios y menos al hombre.

2. La Verdadera Gratitud es Persistente en la Oración

La verdadera gratitud se eleva al cielo y a Dios en santa oración (Salmos 116:13, 17). No paramos de orar cuando Dios ha puesto fin a nuestros problemas (Job 27:10). La oración realmente agradecida conduce a la entrega y la entrega conduce a la oración. Es el amor y no la mera necesidad lo que nos hace orar. Amor a la oración y amor al Dios de la oración.

3. La Verdadera Gratitud Muestra Amor a Dios

El amor hace brotar del corazón un gran amor hacia Dios (Salmos 18:1). Este fue el canto de David el día en que el Señor lo libró de las manos de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. Los santos expresan ese amor en tres maneras:

(a) Al procurar conocer más a Dios (Éxodo 33:18). Moisés había visto muchas de las maravillas de Dios. Ahora su amor se enciende con ganas de ver y conocer al Dios de estas maravillas.

(b) Al procurar disfrutar más de Dios (Salmos 86:10-11). El salmista procura conocer el camino hacia Dios para disfrutar más de la comunión con Dios. Un corazón agradecido sólo estará contento con Dios mismo, no sólo con las cosas de Dios.

(c) Al procurar gloriarnos más en Dios (Salmos 48:3-7, 12-13). La Iglesia concluye este Salmo de regocijo por la victoria con esta frase como la mayor de las glorias: «Este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre» (Salmos 48:14). El Dios que ha hecho todas estas maravillas es mi Dios. Ella no se gloría tanto en las victorias que Dios le ha dado, sino en pertenecer al Dios de esas victorias.

4. La Verdadera Gratitud Requiere Abnegación

La abnegación por causa de Dios (Esdras 9:13-14). Hay más gratitud en un acto de abnegación que en veinte días de agradecimiento.

5. La Verdadera Gratitud Cumple Nuestros Votos

«¿Qué pagaré?» Dice David (Salmos 116:12). «Pagaré ahora mis votos» (Salmos 116:14 y 18). Esta es una respuesta tan correcta como ninguna por todas las misericordias de Dios hacia Su pueblo, ya sean estas de carácter nacional o personal, en forma de victoria o de provisión. Todas estas cosas provienen de Dios, quien cumple Su pacto para con ellos. Debemos pagar nuestros votos a Dios (Salmos 56:12).

6. La Verdadera Gratitud Confía en Dios

Si Dios le entrega un corazón agradecido, este confiará en Él reiteradamente (Éxodo 14:31). Un pueblo o persona no puede honrar más a Dios que confiando en Él. Abraham se fortaleció en fe, dándole gloria a Dios (Romanos 4:20).

7. La Verdadera Gratitud Cambia la Vida

La gratitud nos hace poner en orden nuestra vida para la gloria de Dios (Salmos 50:23). La obra principal del agradecimiento es poner en orden nuestras vidas (literalmente en hebreo, preparar correctamente nuestro camino). Los labios agradecidos hacen bien, pero las vidas agradecidas hacen mejor. Un día de agradecimiento es algo, pero una vida de agradecimiento lo es todo.

8. La Verdadera Gratitud Desea que Otros Alaben a Dios

Un corazón agradecido está lleno de grandes deseos para los demás, para que todos puedan estar agradecidos. El santo salmista clama a todos los que reciben misericordia, para que respondan con alabanza a Dios (Salmos 107:31). Él nota lo mucho que la gente recibe de Dios y lo poco que estos le retribuyen a Él. Se siente perturbado por ello. Clama como alguien que sufre dolor y aflicción. No está dispuesto a que Dios pierda nada por cualquiera de las maravillas que Él hace. Ciertamente esta es una alta expresión de gratitud, cuando el corazón trabaja con deseos santos para que todo el mundo dé gloria a Dios (vea el Salmo 148). Un corazón lleno de gracia no cree que sea suficiente alabar a Dios a solas; aunque alabaría a Dios suponiendo que no existiera nada en el cielo o en la tierra que le acompañe.

9. La Verdadera Gratitud Habla Acerca de las Obras de Dios

Un corazón agradecido se deleita hablando de las maravillosas obras de Dios (Salmos 145:5, 10-12). La Iglesia alaba la grandeza de los beneficios de Dios, Sus misericordias y la multitud de Sus piedades (Isaías 63:7). Los santos no sólo se animan unos a otros a hablar de Sus alabanzas, sino que tratan de preservar el recuerdo de Sus maravillosas obras para todas las generaciones (Salmos 145:4-7; Salmos 78:2-5).

10. La Verdadera Gratitud Anhela el Cielo

Ya que los espíritus bondadosos adornados con gratitud sólo pueden vivir un corto tiempo para alabar a Dios en la tierra, y puesto que sus generaciones no continuarán por siempre haciendo esta obra, ellos anhelan el cielo. Allá, en la presencia de Dios, se perfeccionarán sus alabanzas. Aquí son frágiles, se cansan, están llenos de debilidades naturales y pecaminosas. Allá serán vigorosos, activos, puros y perfectos, sin cambios ni final, por toda la eternidad (Apocalipsis 8:4). La gratitud es una llama pura en constante movimiento, siempre ascendiendo hasta llegar al cielo. Allí cantará aleluyas eternas a Aquél que está sentado en el trono y al Cordero. Allí celebrará un día de acción de gracias que nunca tendrá un atardecer.

Second Reformation Author: Westminster Assembly

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