¿En Quién Confía Usted?

Nuestro mundo es un mundo de desconfianza. Aparte del comercio y la comunidad, nuestras relaciones más significativas dependen de la confianza. Pero esta ha implosionado. El Barómetro de la Confianza Edelman 2018 lleva un registro de la disminución de la confianza en las instituciones y los medios de comunicación a lo largo de los años. Muestra cómo una crisis en la verdad ha provocado esto. «Sin confianza, el tejido de la sociedad puede deshacerse en detrimento de todos». Por supuesto, el problema es que necesitamos compartir algunos valores para establecer la confianza. ¿En quién confía usted? La fidelidad de Dios es de absoluta importancia. Dependemos enteramente de ella (Malaquías 3:6; 1 Corintios 1:9). Podemos animarnos unos a otros con la verdad de que la fidelidad de Dios es tan grande que Sus misericordias se renuevan cada mañana (Lamentaciones 3:23). Pero, ¿qué hace que la fidelidad de Dios sea grande? ¿Cómo se mide la confiabilidad de Dios?

David Dickson trata este asunto cuando nos expone Lamentaciones 3:23. Él señala que la bondad y la compasión del Señor es el resultado de Su Palabra y del pacto con Su pueblo. Jeremías alaba a Dios por el cumplimiento de Su pacto. Él le llama un Dios fiel y uno que está extremadamente atento a Su Palabra. Por lo tanto, él tiene una idea de la compasión de Dios a través de Su pacto y Su promesa siendo cumplida.

La Fidelidad de Dios se Ve en Relación a Sus Promesas

Esto muestra que la bondad de Dios sólo se ve correctamente a la luz de Su Palabra y promesa. Los impíos obtienen su comida, bebida y salud de Dios y dicen que Dios es bueno, pero no lo ven como algo recibido en virtud de una promesa. Por lo tanto, no hacen buen uso de estas bendiciones. Pero los piadosos ven a Dios cumplir Su promesa, y que cada don que reciben es en virtud de un pacto. Si les faltara el don, con seguridad se aferrarán al pacto.

Mantenga la promesa del Señor con frecuencia en su mente. Así, cuando el Señor escuche nuestras oraciones, sabremos que nuestras oraciones son escuchadas en virtud de tal promesa. Cuando somos escuchados en la angustia, sabemos que somos escuchados en virtud de esa promesa (Salmo 50:15). Por lo tanto, al destacar el cumplimiento de la promesa, se reciben dos beneficios. En primer lugar, el beneficio en sí mismo. Segundo, un mejor apego a la promesa y un fundamento ya establecido para obtener un beneficio en otro momento. Aquellos que carecen de la promesa no pueden buscar el beneficio. El hombre que tiene la promesa puede ir a Dios y decirle que en virtud de tal promesa, Él ya le había escuchado antes, y por lo tanto, debe escucharle de nuevo.

Aquellos que buscan los beneficios que obtienen de la luz de la Palabra obtienen muchas ventajas. Cuando ven a sus hijos como plantas de olivo alrededor de su mesa (Salmo 128:3), pueden decir, «estos son los beneficios de los que temen a Dios». Por lo tanto, se esforzarán en temerle más. Cuando Dios les permite ver que está disgustado con su comportamiento y a la vez les da la gracia para volverse hacia Él, se cumple la promesa de que Dios en la ira se acuerda de la misericordia (Habacuc 3:2). Esta sería una manera de crecer en la fe – conectar cada obra de Dios con una de Sus promesas.

¿Qué Hace que la Fidelidad de Dios Sea Grande?

1. Él Promete Grandes Cosas y las Entrega

El Señor no sólo hace muchas cosas en virtud de Su promesa. Él hace cosas extraordinariamente maravillosas. Él posee cosas grandiosas, y por eso da cosas que son tan grandiosas como lo que ha prometido. Si un hombre promete algo grande y mantiene su voto, es mucho más fiel. Ha prometido algo grande y ha cumplido su promesa. Así es la fidelidad del Señor.

2. Él Hace Más de lo que Ha Prometido

La fidelidad de Dios es grande al realizar más de lo que Él ha prometido. Si el Señor promete una libra, da dos libras. Su fidelidad es mayor, de manera que las obras del Señor sobrepasan Su Palabra, y Él hace más de lo que podemos asumir en Su Palabra. Por eso, se dice que Él engrandeció Su Palabra y Su nombre por encima de todas las cosas (Salmo 138:2).

Así que esté seguro de que todo lo que está prometido en la Palabra será cumplido. De hecho, mucho más, porque la Palabra no puede expresar todas las cosas que Dios hará. Por eso, dice que el ojo nunca ha visto, el oído nunca ha oído, ni ha entrado en el corazón del hombre para que conciba lo que Dios ha preparado para los que le aman (1 Corintios 2:9).

3. Él es Fiel a los Infieles

La fidelidad de Dios es grande al ser firme y segura en Su promesa a semejantes personas infieles. Si un gran hombre le hizo una promesa a una persona que no es de fiar, ¿quién lo retará a que rompa esa promesa? Si él mantiene su promesa a tal persona, su fidelidad es grande. Pero la fidelidad de Dios es mayor porque no sólo cumple las promesas a los infieles sino también a personas malvadas e indignas.

4. Él es Fiel Cuando Tiene Razones para Romper Su Promesa

Su fidelidad es grande porque cuando le damos razones para romper Su promesa, Él no lo hace. Cuando un acuerdo mutuo se rompe por una de las partes, la otra parte suele considerarse libre de obligaciones. Sin embargo, aunque Dios a menudo y justamente podría aprovecharse de nuestra violación del pacto, Él nunca lo rompe. Con frecuencia prometemos creer más firmemente, arrepentirnos más sinceramente, orar fervientemente, obedecer la voluntad de Dios con prontitud y someternos a Él. Sin embargo, hemos quebrantado todas las promesas y Él muestra misericordia no tan sólo más allá, sino en contra de lo que merecemos. Por lo tanto, no permitamos que nuestro inmerecimiento rompa nuestra confianza, porque aunque no lo merezcamos, la fidelidad del Señor es grande. Él se mantiene firme en Sus promesas y ciertamente las cumplirá, incluso cuando podría romperlas justamente.

Conclusión

Como hemos visto, las voces de autoridad en nuestro mundo han perdido credibilidad. En relación con los medios de comunicación, la gente dice: «No estoy seguro de qué es cierto y qué no lo es». Se quejan de que no saben en qué políticos u organizaciones (incluso de beneficencia) confiar. Ciertamente necesitamos la confianza como base de nuestras relaciones, pero la confianza en el hombre pecador siempre será socavada. Como la Biblia nos recuerda a menudo, hay una debilidad inherente cuando se depende de la fuerza humana. Sin embargo, la convicción en la confiabilidad de Dios nunca puede ser socavada. Si encontramos que nuestra confianza en los demás se debilita en cierta medida, fortalezcamos nuestra confianza en la fidelidad de Dios.

El extracto actualizado en esta publicación del blog proviene de una serie de sermones que David Dickson predicó alrededor de 1628. Nunca se han publicado antes, pero se espera que sean publicados por Naphtali Press & Reformation Heritage Books en los próximos meses (Versión Digital en inglés).

Second Reformation Author: David Dickson

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