China detuvo al pastor Wang Yi de la Early Rain Covenant Church (Iglesia del Pacto Lluvia Temprana) y a más de 100 miembros de la iglesia en una redada la semana pasada. Todavía se están haciendo más arrestos. Wang Yi se ha resistido verbalmente al requisito del gobierno chino de que todas las iglesias se registren con el gobierno y se sometan a sus regulaciones o sean cerradas. El propósito es volverlas más chinas o hacer que toda religión se ajuste a la ideología del gobierno. Resistir a esto es esencial para Wang Yi. Él ha escrito: «Creo firmemente que esto es un acto espiritual de desobediencia. En los regímenes autoritarios modernos que persiguen a la iglesia y se oponen al evangelio, la desobediencia espiritual es una parte inevitable del movimiento evangélico».
Wang Yi escribió en su defensa antes de ser encarcelado: «Creo firmemente que la Biblia no ha dado a ninguna división de ningún gobierno la autoridad para dirigir la iglesia o interferir con la fe de los cristianos. Por lo tanto, la Biblia exige que yo, por medios pacíficos, con mansa resistencia y tolerancia activa, lleno de gozo, resista a todas las políticas administrativas y medidas legales que oprimen a la iglesia e interfieren con la fe de los cristianos».
Estos argumentos nos recuerdan los principios por los que sufrieron los Covenanters en Escocia y que aún pueden ser necesarios en más países que China. Lo siguiente proviene de un libro clásico de James Stewart del año 1667, Naphtali (Neftalí), o, The wrestlings of the Church of Scotland for the kingdom of Christ (Las luchas de la Iglesia de Escocia por el Reino de Cristo).
Cristo es Cabeza sobre Su Iglesia
Jesucristo mismo y no el gobierno civil, es el autor y la fuente del poder y del gobierno de la Iglesia. El apóstol nos dice que Cristo y no el gobierno civil es la Cabeza de la Iglesia (Efesios 1:22 y 5:13). Él no sólo transmite espiritualmente la gracia interna a los miembros, sino también el poder y la dirección gubernamental para la regulación externa de todo el cuerpo. ¿Cómo puede entonces el gobierno civil ser Cabeza de la Iglesia, o gobernador supremo en todos los asuntos eclesiásticos? ¿Acaso bebe la Iglesia tener dos Cabezas, o una Cabeza sobre la otra Cabeza? Que Cristo siga siendo la Cabeza de la Iglesia. Y como tal, lo encontrará a Él, y no al gobierno civil instituyendo todas las ordenanzas de la Iglesia:
- La administración de la Palabra y Sacramentos (Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23);
- La excomulgación y la absolución (Mateo 18:17-18) y todos los demás actos de gobierno y disciplina.
Lo hallará a Él y no al gobierno civil instituyendo los oficios de la Iglesia. Él dio (Efesios 4:11) y estableció en la Iglesia (1 Corintios 12:28) apóstoles, profetas, evangelistas, maestros, etc. ¿Y quién se atreverá a alterar añadiendo o disminuyendo? Le hallará a Él y no al gobierno civil autorizando a estos oficiales a ejercer los diversos actos del poder del orden y la jurisdicción (Mateo 28:19). Le hallará a Él y no al gobierno civil equipando a estos ministros de la Iglesia, con dones y gracias para su labor. Ninguno va por su cuenta. ¿Puede algún gobierno civil infundir el Espíritu Santo como Cristo lo hizo con sus apóstoles (Juan 20:22)? En Su nombre (no en el nombre del estado) deben realizar todo acto de la Iglesia. Deben reunirse (Mateo 18:20); bautizar (Mateo 28:19); excomulgar (1 Corintios 5:4); y hacer todo en Su nombre.
Cristo, no el estado, hace las leyes que obligan absoluta y principalmente a la Iglesia y a los dirigentes de la Iglesia. Por eso se le llama el legislador (Isaías 33:22; Santiago 4:12). Él, y no el gobierno civil, llamará a los gobernantes de la Iglesia a rendir cuentas. Deben dar cuenta (Hebreos 13:17) al juez que los comisionó (Isaías 33:22).
Son Sus siervos y por lo tanto no deben ser complacientes a los hombres.
Consciente de todo esto, el apóstol Pablo reconoce que el Señor Jesús, y no el gobierno civil, otorga el poder y la autoridad ministerial (2 Corintios 10:8 y 2 Corintios 13:10). Y debido a esto, se les denomina ministros de Cristo (1 Corintios 4:1) y embajadores de Cristo (2 Corintios 5:20) no del Estado. Son Sus siervos y por lo tanto no deben ser complacientes a los hombres ni al Gobierno (Gálatas 1:10).
Por lo tanto, el poder y el gobierno de la Iglesia son distintos del gobierno civil. Jesucristo, no el Estado, es el autor y la fuente de ese gobierno. Por consiguiente, es evidente que no está subordinada al gobierno civil.