Los espías, el espionaje y los secretos de Estado parecen volver a ocupar un lugar prominente en las noticias una vez más. China está tan acostumbrada al espionaje desde el exterior que esta semana ha lanzado un sitio web que anima a la gente a reportar las amenazas a la seguridad nacional. A veces vislumbramos el alcance de este mundo oculto de las agencias de inteligencia en la información que recopilan sobre países extranjeros. La controversia que rodea a Facebook y el uso encubierto de datos es otra dimensión de hasta dónde pueden llegar los intentos por obtener información valiosa. ¿Qué sabemos de los secretos del reino de Cristo? Por supuesto, es un asunto totalmente diferente. El reino de Cristo no es de este mundo, por tanto, los que son de este mundo lo encuentran incomprensible. Pero, ¿acaso los gobiernos y las organizaciones son más diligentes en la recopilación de su información secreta de lo que somos nosotros en la búsqueda de los misterios del reino de Cristo?
Alexander Henderson dice que es nuestro deber hacer de esto nuestro estudio. Si esto suena un poco extraño, considere que Cristo dice que los secretos o misterios de Su reino son dados a conocer a Sus discípulos (Mateo 13:11). Los asuntos del reino de los cielos son misterios que nadie puede entender hasta que éstos les son entregados por Dios. Existen también aquellos a quienes Dios no tiene el propósito de darles a conocer de Sus misterios. Henderson nos presenta esto en un sermón que predicó ante la Cámara de los Lores en 1645 acerca de Juan 18:36-37.
1. Entendiendo el Reino de Cristo
(a) Los Mayores Secretos del Reino de Cristo
Ya que el reino de Cristo no es de este mundo sino un reino espiritual, es un deber necesario estudiar su naturaleza y adentrarse en los misterios y secretos de este reino. El reino de Satanás y el pecado tienen muchas profundidades y secretos. Los reinos del mundo tienen sus secretos de política y gobierno. El reino de Cristo tiene secretos mayores y misterios más ocultos.
Aquellos que son importantes en el mundo saben muchas cosas sobre el misterio de la iniquidad y los secretos de los reinos y Estados del mundo. Sin embargo, la verdad es que muchos de ellos ignoran los misterios del reino de Cristo. Los príncipes de este mundo (ya sean príncipes en el conocimiento o en poder y grandeza) no conocen esos misterios. Si los hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de gloria (1 Corintios 2:6-8). Cuando el apóstol Pablo dice que el ojo no ha visto, ni el oído ha oído, ni el corazón del hombre ha entendido las cosas que Dios ha preparado para los que le aman, está hablando del reino de la gracia en este mundo (1 Corintios 2:9-10).
(b) Los Medios Secretos Usados en el Reino de Cristo
El razonamiento natural requiere de medios adecuados y materiales bien preparados para cada tarea. Pero los apóstoles no eran nobles ni eruditos, sino pobres y sencillos. El mundo en general no estaba preparado para recibirlos, estaba en ese momento (tanto como en cualquier momento anterior o posterior) repleto de conocimientos, poder y política. Sin embargo ellos siguieron adelante, subyugando, conquistando y llevándolo todo a la obediencia del evangelio de Jesucristo.
(c) Las Leyes Secretas del Reino de Cristo
Las leyes de este reino fueron:
- En lugar de la venganza – amen a sus enemigos;
- En lugar de la lujuria – no miren a una mujer para codiciarla;
- En lugar de la codicia – abandónenlo todo;
- En lugar de la ambición – niéguense a ustedes mismos.
Pero estas leyes sobrenaturales, por el Espíritu y el poder del gran dador de la ley, fueron establecidas y escritas en las tablas de los corazones de los hombres. Las promesas de recompensa no fueron placeres mundanos o facilidades, sino: cada uno «tome su cruz, y sígame».
(d) La Sabiduría Secreta del Reino de Cristo
Todo en este reino está por encima del alcance del razonamiento natural. El hombre espiritual, no obstante, por una nueva facultad creada por Dios, conoce las cosas profundas de Dios y juzga todas las cosas (1 Corintios 2:14-15).
Algunos teólogos han observado siete cosas en los padecimientos de Cristo que son totalmente contrarias a la razón del hombre natural:
- La más grande impotencia y debilidad en Aquel que era omnipotente;
- El más grande sufrimiento en Él que era impasible [incapaz de sufrir]
- La más grande insensatez (según el juicio de los hombres) en la más profunda sabiduría;
- La más grande pobreza en el Dios de todas las riquezas;
- La más grande vergüenza en la más grande gloria y majestad;
- El más grande abandono en la unión más perfecta;
- La más grande severidad del Padre contra Su Hijo en el amor más grande del Padre al Hijo, en el momento mismo de Su sufrimiento.
Se podrían añadir muchas más cosas en la administración del reino de Cristo después de Su ascensión al cielo. Esto podría observarse tanto en la primera plantación del evangelio en los primeros tiempos, como en los tiempos de la Reforma de la religión en varios reinos y naciones.
Si nos familiarizamos con los secretos del evangelio y la manera en que progresa el reino de Cristo, nos parece que somos transportados y llevados a otro mundo. Estamos obligados a reconocer y confesar para la gloria de Dios, que la carne y la sangre no pueden revelarnos estas cosas.
2. Únase al Reino de Cristo
Cuando el Señor haya abierto los ojos de nuestro entendimiento para contemplar algo de los secretos de este reino espiritual, debemos adherirnos a ello y convertirnos en súbditos de Jesucristo.
(a) Reconozca Su Estado Natural
Primero debemos conocer nuestra condición por naturaleza, todos somos por naturaleza súbditos (esclavos en realidad) del reino del pecado y de Satanás.
(b) Reconozca a Cristo como Rey
Reconocer a Cristo como Rey y Señor de Su pueblo, poniendo nuestra confianza en Él porque posee toda suficiencia para la vida, la libertad, la salvación y toda cosa buena. Debemos procurar sentir el reino de Dios dentro de nosotros y Su cetro asentado sobre nuestras almas las cuales antes fueron tiranizadas por amos ajenos.
(c) Sométase a la Voluntad de Cristo
Debemos someternos en toda humildad y obediencia para hacer Su voluntad. Sus súbditos son un pueblo dispuesto o un pueblo de buena voluntad (Salmo 110:3). Si cada uno de nosotros tenía muchas voluntades, deberíamos sacrificarlas todas en una buena voluntad para servirle a Él. Si consideráramos lo que somos sin Él, lo que podemos ser a través de Él, nos ofreceríamos voluntariamente en este día de Su poder.
3. Avance en el Reino de Cristo
Todos debemos ser celosos en el uso de todos los medios correctos (de acuerdo a nuestras habilidades) para avanzar y establecer el reino de Cristo. Cuídese del egoísmo, la indiferencia, la división, la postergación, el desaliento, la imprudencia y la inconstancia. Entréguense a la sinceridad, al celo, a la unidad, a la diligencia, al desinterés, a la prudencia y a la perseverancia. Así podrá ser la elección y el medio bendito usado por Dios para establecer en la tierra el reino de su Hijo, nuestro Salvador.