El Fuego Refinador de la Reforma de Cristo y Tu Vida Espiritual

Necesitamos el Espíritu Santo y fuego. El espíritu de reforma es un espíritu abrasador (Mateo 3:11). Necesitamos de este para purificar nuestros pecados contra Dios y contra los demás (Isaías 4:3-4).

La Iglesia de Cristo es como la plata que está llena de escoria y necesita ser refinada. Cuando el Señor ha quemado la escoria inmunda de Su iglesia (Isaías 4: 5) ella se convierte en una gloria o una alabanza en la tierra. Sin embargo, primero debe pasar por el fuego de la aflicción y la prueba (Zacarías 13:9) para luego emerger como oro puro refinado.

El ministro escocés George Gillespie vivió durante un tiempo de reforma. La siguiente y útil enseñanza se extrajo y actualizó partiendo de uno de sus sermones. Él nos muestra la verdadera naturaleza de la reforma espiritual. El cambio externo no es suficiente. Debe haber una profunda refinación interna.

…Él es como fuego purificador… se sentará para afinar y limpiar la plata (Malaquías 3: 2-3).

Plata Purificada

Aun la mejor plata que sale de la tierra tiene escoria. Necesita el fuego del refinador. Las mejores cosas de los hijos de Dios tienen la escoria del pecado remanente que habita en ellos, la cual necesita ser purgada. Esto es lo que le hizo decir a Pablo: «Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que… yo mismo venga a ser eliminado» (1 Corintios 9:27). Él no quería ser como réproba plata, la cual no está refinada sino desechada. También hay contaminaciones pecaminosas del mundo que se nos adhieren (Santiago 1:27). Necesitamos purificarnos de ellas.

Purificado en Tus Pruebas

Nuestras aflicciones son pruebas que son usadas para refinarnos (Salmo 66:10,12; 1 Pedro 1:6-7). Las aflicciones a menudo van de la mano con la fidelidad a Cristo o

vienen después de un tiempo de reforma de la Iglesia (Lucas 12:49, 51). Las reformas en Judá pronto enfrentaron la oposición de los enemigos (2 Crónicas 32:1; 14:9; 20:1).

Durante la reforma más exhaustiva en Judá, Dios todavía amenazaba con castigos (Sofonías 1:2-17). Esto fue porque hubo una falta de reforma verdadera y personal. Dios es un refinador sabio. Él no sacará la plata del fuego hasta que la escoria sea removida (Ezequiel 15:7; 22:19-20).

Estas pruebas son un refinamiento, no un fuego consumidor. Un remanente será sacado del fuego como oro (Zacarías 13:9, Sofonías 3:12-13). El Señor es misericordioso y lleno de gracia aun cuando no estamos tan purificados por el fuego como deberíamos estar (Isaías 48:9-11).

Purificado de Tus Pecados

Esta refinación debe involucrar darle muerte a nuestros pecados (Gálatas 5:24). Debemos estar dispuestos a que nuestros pecados sean asesinados. No solo debemos apropiarnos de Cristo como nuestra justicia y nuestra vida, también debemos tomarlo como el fuego de un refinador. Es doloroso pasar por este fuego de la refinación y desprenderse de pecados a los que estamos apegados. No tenemos nada que perder, excepto nuestra escoria.

Cristo es tanto el refinador como el fuego del refinador. Serás refinado por Él y en Él. Solo te engañas a ti mismo si crees que puedes ser refinado de otra manera. La sangre de Jesús no solo nos limpia de la culpa sino que purga nuestras conciencias (Hebreos 9:14). Dar muerte a nuestros pecados (Gálatas 5:24) es posible para todos los que somos de Cristo a través de Su fuerza.

Second Reformation Author: George Gillespie

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