¿Están Siendo los Cristianos en Occidente Realmente Perseguidos?

La religión cristiana es sin duda la más perseguida en todo el mundo. Pero algunas personas tienen la sensación de que, a pesar de la creciente hostilidad hacia los valores cristianos, se está yendo demasiado lejos al hablar de persecución en Occidente. Otros hablan de un complejo de persecución evangélica. Tendemos a asociarla con la violencia física, pero la persecución en realidad se extiende hacia el control del pensamiento. Si es imposible estar en un empleo en particular teniendo ciertas convicciones bíblicas (incluso sin expresarlas), entonces esas creencias ciertamente están siendo perseguidas. Cuando miramos hacia las Escrituras, de hecho está claro que todos los cristianos deberían esperar persecución en cierto grado.

Cristo dice: «Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán» (Juan 15:20). El contexto de este versículo muestra que tal persecución surge del desprecio por la enseñanza de ministros fieles y piadosos. Una cultura mediática que ataca y ridiculiza cada área de los valores cristianos es una cultura que constantemente excluye y al mismo tiempo tiene como objetivo a la conciencia cristiana. La inquisición secular parece ser implacable.

Recientemente, un líder de la iglesia clandestina del Medio Oriente fue citado de la siguiente manera: «La persecución es más fácil de comprender cuando es física: tortura, muerte, encarcelamiento… La persecución estadounidense es como un cáncer en estadio avanzado; te carcome, pero no puedes sentirlo. Este es el peor tipo de persecución. «Se hace eco de lo que dijo una vez Francis Schaeffer:» Creo que el secularismo pluralista, a la larga, es un veneno más letal que la persecución directa».

Las Escrituras también dicen que «todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución» (2 Timoteo 3:12). Como comenta David Dickson, «es la porción común, no solo de los pastores, sino de todos los cristianos, el sufrir aflicciones y persecuciones por causa del evangelio». Si están viviendo piadosamente en Cristo Jesús, los cristianos en el occidente están experimentando alguna forma de

persecución y deberían esperarla. La persecución de todo tipo ha sido la experiencia normativa de la Iglesia a través de todas las épocas. Tal vez necesitamos hacer hincapié en estas consideraciones mucho más de lo que lo hacemos. Si la persecución aumenta en el futuro, ¿tendremos una teología de sufrimiento por Cristo (por así decirlo) que nos sustente? En el siguiente video tenemos un ejemplo de cuándo los creyentes necesitaron repentinamente poner su teología del sufrimiento por Cristo en práctica.

Robert MacWard (1633-1687) sabía lo que era sufrir por Cristo. En 1661, en medio de la predicación, protestó solemnemente contra la forma en que el gobierno de Carlos II estaba aboliendo por la fuerza la Segunda Reforma. Fue arrestado y encarcelado en el Tolbooth acusado de traición. Fue sentenciado al destierro y pasó el resto de su vida ministrando en Holanda. Escribió y publicó libros para fortalecer a los que sufrían en Escocia, incluyendo las cartas de Samuel Rutherford. Uno de ellos se llamaba The Poor Man’s Cup of Cold Water ministered to the Saints and Sufferers for Christ in Scotland, who are amid the Scorching Flames of the Fiery Trial (El Vaso de Agua Fría del Pobre, ministrado a los Santos y Sufrientes por Cristo en Escocia, quienes se encuentran en medio de las Llamas Abrasadoras de la Ardiente Prueba); fue impreso en 1676. MacWard estaba hablando a personas que sufrían en extremo. MacWard habla de sus «cacerías, hostigamientos y escondites». Los que asistieron a los conventículos enfrentaron fuertes multas, exilio, esclavitud e incluso prisión. En última instancia, la ejecución sumaria se usó en contra de ellos sin ningún freno. MacWard seriamente les alentaba a que Dios pudiera estar muy cerca de ellos. Los obligaron a «echarse como entre los tiestos, y están negros con el humo de ese horno ardiente, calentados siete veces más de lo que ustedes o sus padres han fundido, o pudieran haber sospechado». El siguiente extracto actualizado habla de que el sufrimiento por Cristo es algo que los cristianos fieles no pueden evitar. Un cristiano fue forzado a elegir, «él debe ir con la manada de aquellos que se apartan del Dios vivo» o destacarse en adherencia a Dios y apartarse de «estos obradores de iniquidad… [y] oponerse a sus caminos contrarios a Cristo» a pesar de su furia.

No Podemos Evitar el Sufrimiento por Cristo

La verdadera razón por la que hay tan poco cristianismo auténtico entre los cristianos, es que no consideramos que el cristianismo sea el alma conformada al bendito molde de la inconformidad con el mundo y de la conformidad a Cristo. Portar Su bendito

nombre no solo significa asociarse con Él, sino que también nos obliga a conformarnos a Él. Sin esto no tendremos beneficio de Él y nunca podremos dejar en claro que compartimos la unción que implica portar este bendito nombre. Pocos de los que profesan el cristianismo se esfuerzan por conocer la excelencia de esta condición -sus consuelos y deberes especiales- y cuán estrechamente están conectados.

Usted no es del mundo. Ya que hay un cambio tan grande en su condición y en su conducta en contraste con el mundo, no piense que estas pruebas de fuego son extrañas. Debes pasar a través de ellas hasta el fin del mundo. Aquel que no considere el sufrimiento como su trabajo diario, no ha recibido a Cristo Jesús correctamente. Quienquiera que sea el discípulo de Cristo debe tomar su cruz diariamente y seguirlo. Esta cruz debe ser lo que Cristo escoja y se complazca en poner sobre nosotros. La cruz es el concomitante necesario de un cristiano. Un conflicto intenso debe tener lugar antes de que sea obtenida la corona del conquistador. Debemos esperar encontrarnos con semejantes pruebas de fuego como para consumir nuestros queridos ídolos en cenizas, porque se deben usar algunos medios para quitarnos el ojo derecho y la mano derecha que nos han hecho tropezar. Necesitamos y podemos esperar encontrarnos con los problemas más tristes y las pruebas más intolerables e intensas, provenientes de inesperadas fuentes y direcciones. Las personas y las cosas que deberían dar más consuelo al pueblo de Dios a menudo resultan ser la fuente de las calamidades que padecen y los medios por los cuales son afligidos.

Todavía creemos que hay una manera (porque la deseamos y, a menudo, una manera que Dios no tiene) para evadir estos duros dichos, rehuir de estas pesadas cosas y, sin embargo, llegar al cielo. Imaginamos que es posible atravesar este mundo con la benevolencia del mundo y además ser religiosos. Pero esto es ser sabio por encima de lo que está escrito. El diablo primero debe dejar de mentir, asesinar y acechar a aquellos que van camino al cielo. La enemistad entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente primero debe ser abolida, o convertida en una amistad perfecta (lo cual nunca ocurrirá). Todo esto tendría que suceder antes del amanecer para que el viajero al cielo no cuente con problemas en el camino.

El Mundo Odia la Piedad

Los malvados tienen tal completo odio por Dios, que odian la imagen de Él en Sus hijos. No les gusta, sino que odian incluso la (así llamada) piedad de un hipócrita. Lo hacen, no por el mal que yace bajo la superficie, sino por el bien que emerge exteriormente. Hay una luz en la vida del cristiano que anda como un hijo de luz, la

cual expone las manchas del mundo profano que lo rodea. Esta luz también tiene un calor que abrasa y perturba la conciencia de dicho mundo. Esta es la razón por la cual no pueden soportarlos, sino que aprovechan todas las oportunidades para tratarlos como si vinieran a atormentarlos antes de tiempo a través de su brillo y ardor. Esto debería fortalecernos para estar determinarnos a prepararnos para lo peor que el mundo pueda hacer. Esto debe ser así, porque todos los que vivan piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución (2 Timoteo 3:12).

La Persecución Debe Aumentar a Medida que Aumenta la Apostasía

Es una locura pensar de otra manera, ya que nuestro tiempo es un tiempo de deserción y vergonzosa apostasía, y siempre se ha considerado que este es un tiempo de ardua persecución. La práctica de los apóstatas siempre ha sido odiar como el infierno a aquellos que se mantienen firmes en la posesión de la causa de Dios a la cual ellos han renunciado. Los tratan como a lo peor de los hombres. Un hombre que resuelve mantener su conciencia libre de ofensas hacia Dios debe asumir su vida bajo sus manos. Debe estar listo para separarse de ella cuando su porción sea vivir en un tiempo y un lugar donde aquellos que han naufragado de la fe y de una buena conciencia están en el poder.

La apostasía es el pecado especial de los demonios. Satanás es el gran apóstata que odia a todos los que ponen su rostro hacia el cielo y son siervos de Dios. Ellos buscan a Dios y esa bienaventuranza de la que él, por su apostasía, está eternamente desterrado. Cualquiera que Satanás aleje de los caminos del Señor a la culpa de la apostasía, es conducido por él al mismo pecado de odio. Ellos persiguen a quienes se mantienen en su camino, a aquellos que se adhieren a las preciosas verdades que han abandonado y que son seguidores de Dios como niños queridos. Esto debería alertar a todos a la vigilancia contra los primeros y más pequeños grados de deserción de las buenas sendas antiguas de Dios.

Vigile Contra la Menor Deserción

Es peligroso para alguien (aunque esté esencialmente sano) resbalar de un grado de celo e integridad (incluso la mera omisión de hacer defensa del evangelio cuando es atacado por enemigos). Pueden resbalar rápidamente, antes de que se den cuenta, hasta censurar y despreciar a otros creyentes que no harán lo mismo. Con frecuencia

se vuelven más activos e industriosos para alejar a los demás que para fortalecer lo que les queda y están listos para morir en un momento de decaimiento.

Los enemigos de Dios aún no han terminado, y por lo tanto, es mejor prepararse para nuevos ataques y hacer provisión para el día malo. Bienaventurados son aquellos, que en ese día sombrío, no hallarán tropiezo en Cristo, sino que perseverarán hasta el fin. Espere lo peor que la violencia y la enemistad (armadas con el poder e inflamadas con venganza) puedan hacerle sufrir. Si tenemos esa previsión y preparación, no seremos sorprendidos o tomados fuera de guardia cuando nos topemos con lo que esperábamos.

Resiste y Persiste

Resiste y persiste con firme resolución, incluso aunque te lleve a resistir hasta la sangre después de que te roben y estropeen tus bienes. No hay nada en todos estos fuegos y aguas, peligros y muertes por los que tengas que pasar, que puedan hacer que un alma que sabe en quien han creído, se aleje de Su amo y no camine más con Él. Cuando Cristo preguntó si los discípulos también lo dejarían, ellos respondieron con ferviente determinación. No podían porque Él tenía palabras de vida eterna (Juan 6:68). No importaba quién más se iría, ellos fueron atados por siempre para continuar con Él. La vida eterna que está en Cristo, debe obtenerse permaneciendo con Él. Debemos abandonar todo por seguir a Cristo, y estar dispuestos a ser abandonados por todos.

Second Reformation Author: Robert MacWard

View More Posts Related to Robert MacWard »

Share This Post On